• Publicación__28 de noviembre de 2024
  • Autor/a__ATV Arquitectos
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"Todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros. Contemporáneo es, justamente, aquel que sabe ver esa oscuridad, aquel que está en condiciones de escribir humedeciendo la pluma en la tiniebla del presente." Giorgio Agamben, ¿Qué es lo contemporáneo? El abrir diálogos es parte esencial de la identidad de ATV Arquitectos. Es tender puentes hacia afuera, hacia los habitantes de sus edificios y la sociedad en su conjunto, y también hacia adentro, hacia el equipo de colaboradores y asesores. ¿De dónde nace esta vocación? De la convicción de sus socios fundadores de que el diálogo es el medio para llegar a soluciones superadoras, para contraponer ideas no con el objeto de imponer una sobre otra sino para, a partir de ellas, crear algo nuevo. Es por eso que, con motivo de los 20 años de ATV, Federico Azubel, Ignacio Trabucchi y Walter Viggiano proponen abrir una conversación que permita reflexionar acerca de algunos de los conceptos clave que definen su hacer y pensar arquitectónicos: sus modos de crear, que incluyen obstrucciones innovadoras, un equipo interdisciplinario, un laboratorio urbano y, por supuesto, diálogos.

Los modos de crear

En el principio, la creación. ¿De dónde surge el impulso creador y cómo se direcciona? ¿Existe un método propio de ATV Arquitectos? Federico Azubel: Crear es una palabra que abarca prácticamente toda la capacidad de expresión humana. En una primera mirada, significa producir algo nuevo o producir algo de la nada. Sin embargo, para nosotros, tiene que ver con la capacidad de crear dentro de un contexto y, por lo tanto, con la capacidad de revelar lo que aún no es visible. El modo de crear es, probablemente, entender un contexto, un momento, aportar densidad, buscar una respuesta superadora. Nadie crea de la nada y menos aún en una disciplina como la arquitectura, que es un hecho social y un servicio. Es falso que haya UN modo de crear porque sería pensar que el hecho creativo es uno contra uno mismo y en realidad, depende del contexto. La creación no es libertad absoluta, responde a ciertas pautas. Ignacio Trabucchi: Si hablamos de creación, es necesaria esta reflexión acerca de crear no sobre la nada, sino sobre un contexto, sobre un tiempo, sobre una época y desde el rol que nuestra profesión fue adoptando en distintos momentos. Dicho esto, las obstrucciones o variables que uno analiza y de qué manera las cruza a la hora de crear un proyecto nuevo, son tanto externas como internas: las variables externas tienen que ver con el sitio, con las relaciones con la ciudad, con el habitar, con las personas que van a ser parte de eso. Pero también hay variables internas, que no dependen de lo de afuera, convicciones que se sostienen, aunque cambie el contexto. No creamos desde la nada, pero sí con maneras singulares, propias, identitarias. F.A.: Está buena esa aclaración. Porque las obstrucciones, de las que vamos a hablar más adelante, son autoimpuestas, son nuestras. Walter Viggiano: Son, como las vemos nosotros, una oportunidad, no una carga negativa sino positiva. Porque son las que motorizan, en definitiva, todo un proceso creativo que busca dar respuesta a esa obstrucción. I.T.: En este momento, por ejemplo, estamos con un proyecto en Mendoza que es muy diferente a lo que venimos trabajando porque el sitio te da otros datos del entorno natural, porque la materia es otra, y la reflexión es otra. El contexto y el entorno aportan variables pero hay una forma de manejar esas variables, y ese es el método de creación de ATV. F.A: Sí, es real. A lo largo de este tiempo desarrollamos un método que es distintivo del estudio como empresa, como fábrica de arquitectura. Primero fue una experimentación y una investigación. Y en función de eso, a la segunda o a la tercera obra, empezó a aparecer algo que se sostiene, no por repetición sino por forma, por contenido. Empezó a aparecer cierto modo de operar, un lenguaje arquitectónico.

I.T.: Pero ese método no va en contra de la creación o de la proyección de algo nuevo, al contrario: es necesario para que ésta suceda. En ese método hay reconocimiento de un sitio, una lectura del objeto que vas a hacer en un contexto y el planteamiento de ciertas reglas de proyecto: una organización espacial-estructural, la definición de programas, de tipologías, de tipo de proyecto en función de las personas que van a habitar ese lugar, un lenguaje, una materialidad. La novedad en el método se da en los últimos tiempos al sumar la dimensión de lo sostenible que pasa a ser parte del proyecto desde el principio. W.V.: Esto es clave. Porque si primero creamos un proyecto y luego pensamos en la sustentabilidad, la misma actúa como un parche y no como parte fundante. Cuando los ejes que enumera Ignacio están desde el día cero, forman parte de la esencia del proyecto, de su descripción conceptual. F.A.: Todos los proyectos tienen una grilla sobre la que la estructura se va a posicionar. Y en cada caso, esa estructura es arquitectónica y es expresiva, es tectónica: sostiene, aporta belleza e interfiere en las sensaciones de las personas que habitan esos espacios. W.V.: Y esa búsqueda, esa manera de entender no sólo su potencia expresiva sino también las vinculaciones que establece con el entorno, nos permite trabajar de manera temprana esa lógica estructural. F.A.: Y después está el material, nosotros trabajamos con un material pesado como el hormigón y no hay nada más liviano en expresividad que nuestros edificios. Ahí hay modos de operar, hay un lenguaje, hay algo que querés que el sujeto perciba. I.T.: La creación o la proyección es un círculo del cual se aprende. Y ese aprendizaje, que es además interdisciplinar, se fue haciendo cada vez más abierto a la mirada urbana, a la escucha del cliente, qué actúa como input del proyecto. La manera de crear es hacer, chequear, reflexionar y después sacar lecciones y volver a hacer. El propio crear va generando aprendizaje, identidad, lenguaje, pero también se va a auto corrigiendo, perfeccionando, revisando constantemente. Es una construcción continua y conjunta.

La creación de nuevas formas de habitar. Un cruce entre presente, pasado y futuro.

F.A.: Si hablamos de vivienda urbana, hablamos de ciudad. Y tenemos una posición definida en cuanto a revalorizar a la ciudad como un buen lugar para vivir. En este proceso reflexivo y de revisión interna aparece la idea de recuperar la memoria de las preexistencias y también de traer los anhelos pasados, con una mirada aggiornada y contemporánea. En LIV Guatemala 5880, por ejemplo, hicimos una reinvención de la casa “chorizo” o casa estándar, donde en un octavo piso el ingreso al hogar se da a través de un patio descubierto y una puerta cancel que lleva a otro patio, como en la casa de nuestros abuelos. Ahí hay una mirada, una suerte de revisionismo de aquellos modos de habitar en la ciudad que fueron trascendentales. Y esa revisión es algo que cada vez nos interesa más. Porque, nuevamente, crear nunca es desde la nada. Crear implica tener cada vez mayores temas y problemáticas presentes para dar una respuesta densa en contenido y efectiva en propuesta a una sociedad cada vez más compleja y diversa. Donde además de la mirada aguda de quienes proponen lo nuevo, se contemplen los mejores métodos en cuanto a lo herramental a disposición. Los programas proyectuales cada vez son más abarcativos y plantean horizontes más lejanos. El modo de ver, de analizar, de vincular problemas y de plasmarlos en un dibujo suponen desafíos en sí mismos. En su momento el Autocad, hoy en día el BIM o el Revit alteran nuestro modo de crear, lo pone en jaque, porque te trae al presente cosas que capaz veías al final. Imaginemos lo que viene para adelante.

Las obstrucciones innovadoras. Un oxímoron como motor creativo.

De acuerdo a la RAE, un oxímoron es una “combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido”. ¿Cómo se llega a concebir esta posibilidad de “obstrucción innovadora” y qué nuevo sentido aporta al campo arquitectónico? F.A.: Para empezar, es un juego disruptivo en sí mismo que, como decía Walter anteriormente, nos motoriza. Porque cuando hay algo raro, uno quiere entender cómo funciona, cómo se hace real. Pero principalmente implica alterar el concepto negativo de obstrucción y entenderla como aquello que nos invita a proponer algo distinto y diferente a lo establecido. Eso es a lo que llamamos una obstrucción innovadora. Nacho: Es interesante, en esta idea del oxímoron, plantearnos la cuestión de la creación de un nuevo sentido. Porque, ¿qué es la arquitectura? Liernur afirma que la arquitectura es una disciplina que de lo que se trata es de producir cobijos, y esto tiene que ver con el habitar en un determinado contexto pero generando un sentido. Y eso es lo que la diferencia de la construcción. Una buena obra de arquitectura es la que de alguna manera tomó estas cuestiones que venimos conversando, las mezcló y le dio nuevos sentidos. F.A. Todo tema proyectual, social o contemporáneo es factible de ser una obstrucción disciplinar que orientará nuestra mirada hacia adelante. Si el sentido cambia y uno es receptivo y sensible a eso, las obstrucciones también. W.V.: Otro punto interesante tiene que ver con pensar a qué distancia estoy viendo el problema. Esa obstrucción innovadora trabaja en un espectro amplio y tiene que seguir actuando a medida que voy bajando al detalle y van interviniendo múltiples saberes, donde la vinculación potencia. Porque, ¿qué es un buen proyecto de arquitectura? ¿Barre solo lo que dice la academia, barre solo lo que dice la técnica, barre la conjunción y la reinterpretación, adónde se agrega valor en esa definición? Y aquí la importancia de la escucha y de cómo cada uno puede aportar para llegar a un resultado superador. Y eso, para lograr ser realmente innovadores, se tiene que dar en todos los estratos del estudio.

El trabajo en equipo y el hacer interdisciplinario.

I.T.: La cultura del equipo es parte fundamental de lo que somos. ATV se define por buscar la calidad, la mejora continua y dar una buena experiencia al cliente y al colaborador, una cosa va de la mano de la otra. Trabajamos decididamente la cultura interna, los procesos de aprendizajes, los planes de carrera, la motivación, los valores y objetivos compartidos. Lo que era nuestra área de Recursos Humanos ahora es Personas y Cultura, ahí también hay un cambio del sentido al pensar al recurso humano como una persona y al área, como responsable de transmitir una cultura. W.V.: Eso se traduce en un sentido de pertenencia. Cuando vos estás en un lugar en el que sos escuchado, eso te nutre, te enriquece y te hace sentir partícipe. Porque la obra es un proceso colectivo. Y esas lecciones aprendidas las podemos trasladar a otros proyectos. Cada nueva persona que se incorpora al equipo trae una mirada y una forma de hacer que entra en diálogo con las nuestras, propone nuevos sentidos. I.T.: Tenemos un equipo multidisciplinar del que aprendemos todo el tiempo. F.A.: En un momento no tan lejano, la tendencia era ir hacia la especialización. Y en un punto también eso nos hizo darnos cuenta de que tener especialistas en claustros no vinculados no iba a ningún lado. Al contrario, cada vez necesitás más vínculo, porque cualquier hecho está atravesado por muchas disciplinas. Y en esto, creo, ATV tiene siempre una mirada hacia adelante. Como estudio de arquitectura, quizás la cuestión interdisciplinaria hoy no sea tan prioritaria pero te adelanta el camino, porque seguramente en 10 años lo será. A mí eso es lo que me atrae: lo que hacemos y lo que aprendemos en conjunto, lo que puede mover Walter, Ignacio, el equipo, hay una mirada de ir para allá, a veces no sabes dónde, pero hay una necesidad que se traduce en un hacer interdisciplinario que define un límite que probablemente no sea una respuesta al hoy, sino que siempre estás preparando el estudio para el futuro. W.V.: Eso conlleva ir mediando entre lo que necesito hoy y lo que voy a necesitar mañana. En esa tensión se juega el desafío del estudio como empresa.

Un laboratorio urbano.

¿Qué es y qué implica desarrollar un laboratorio urbano? F.A.: En principio, tenemos que hablar del tiempo. Porque un laboratorio no se hace con una sola prueba sino a través de todo un desarrollo, que hoy lleva 20 años y más de 20 obras. ¿Y por qué lo llamamos laboratorio urbano? Porque lo que empezó por un proyecto que opera en un lugar determinado, en el barrio de Palermo Hollywood, al convertirse en una secuencia de proyectos que operan en pocas cuadras a la redonda termina definiendo un modo de hacer ciudad. Y ese modo de hacer ciudad atraviesa lo que hablamos al principio, que es entender el contexto, definir materialidades, y ver de qué manera uno potencia lo existente, pero no de modo disruptivo, sino amalgamando cuestiones que tienen que ver con la identidad de un lugar. Y por último diría: siempre hubo un interés en este laboratorio urbano de entender la pieza arquitectónica como un individual pero en relación a un sentido de lo colectivo. I.T.: Eso desde la arquitectura, lo individual y lo colectivo. Pero también hay un interés en pensar la ciudad. En ese sentido hemos participado de concursos urbanísticos, que es el ámbito donde uno puede hacer proyectos sobre la ciudad, e incluso hemos ganado varios de ellos.

Los diálogos como forma de trascendencia.

F.A.: El diálogo, entendido como dialéctica, es lo que nos mueve a pensar algo que no es lo que ya sabemos. Tenemos en nuestra esencia un interés por la docencia, la pedagogía y el convencimiento que hace que el diálogo y la transmisión del propio conocimiento sea necesario para nuestro desarrollo personal, profesional y como estudio. Quien dialoga aprende, se enriquece, crece y transmite. Y eso genera trascendencia. Porque nos interesa, más allá de las obras propias, mover la disciplina, dejar algo, abrir interrogantes. I.T.: Está bueno abrir las discusiones más de fondo: sobre lo urbano, sobre la ciudad, sobre el habitar, sobre la realidad, sobre el rol que nos cabe a los arquitectos, en qué podemos ayudar y en qué no, en qué podemos dar sentido, sobre qué temas podemos reflexionar… F.A.: Y también aportar al desarrollo inmobiliario. Yo creo que hemos contribuido a mover para adelante una ficha del desarrollo inmobiliario vinculado a la arquitectura. Hoy los desarrollistas necesitan cada vez más agregar valor a sus desarrollos a través de la buena arquitectura. La vara está subiendo y eso está bueno. I.T.: Argentina tuvo una tradición importante de grandes proyectos de obras públicas: museos, aeropuertos, escuelas, tenemos un montón de ejemplos que hemos estudiado. En estos últimos tiempos, cuando no hay un driver del Estado en ese sentido, hay muchísima más arquitectura privada que pública. Es el contexto que nos tocó vivir. Entonces, el desafío está en pensar cómo agregar valor arquitectónico desde el desarrollo privado. Y cómo, desde nuestro rol como arquitectos y desarrollistas, generar pensamiento que contribuya a una mejor calidad de vida urbana.

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